
La historia de Left 4 Dead se nos narra en una escueta cinemática que aparece antes de los menús, pero su importancia es muy relativa. No se nos dan explicaciones sobre de dónde surge la infección, qué pasa con los supervivientes al acabar sus periplos o contextos sobre sus vidas. El título de Valve versa, en resumen, sobre tres hombres y una mujer puestos al límite y rodeados por hordas de zombies en cuatro capítulos: Alta Médica, Toque de Difuntos, Último Vuelo y Cosecha de Sangre.
Los niveles se desarrollan con un estilo muy lineal, generalmente uniendo tramos con pasillos estrechos con arenas algo más amplias. Cada uno de estos capítulos tiene cinco partes y un final épico que el título apropiadamente denomina como “Clímax”, en el que nos enfrentaremos a una auténtica desbandada de criaturas. Entre medio alternaremos tramos infestados de zombies con zonas seguras en las que aprovisionarnos de armas y botiquines para poder seguir el trayecto.
Hay que destacar que la narrativa brilla por su ausencia, y los diferentes niveles que componen estas cinco localizaciones son algo así como cinco películas de serie B con sus propios títulos, pósters y situaciones. No hay guión, simplemente se nos planta en un punto, y debemos recorrer el mapa intentando escapar de la amenaza de ultratumba.